BURN OUT
El burn out es una de las experiencias que el humano actual vive en relación a la tarea que realiza y que básicamente revela su insatisfacción y su dolor. Se entiende por “burn out” (quemado) la patología que muestra cambios psicofísicos y sociales ligados a un estrés laboral prolongado. La persona que padece “burn out” siente consumidos sus recursos internos, se siente vacío.
Es necesario tener en cuenta para abordar debidamente el “burn out” que la experiencia evolutiva humana encuentra un motor significativo en la expresión de la dualidad y en general el aspecto positivo de la dualidad es no sólo más simpático sino acrecentado hasta llegar a negar o evitar su aspecto complementario. Esto constituye no sólo una experiencia de los individuos sino también una pauta establecida en la cultura como conjunto, especialmente en Occidente con la fuerza que ha cobrado el materialismo. Desde esta consideración el burn out forma parte de los aspectos “negativos” de la experiencia.
Miremos el burn out de instituciones, grupos humanos, religiones, ámbitos políticos, económicos, modelos educativos a los largo y a lo ancho del planeta. Ellas son experiencias que se incendian y, o bien estallan hacia fuera irradiando sus erupciones, o bien implotan destruyendo por sectores o en su totalidad a estos grupos. Pueden producirse incluso conjuntamente y, en todo caso, la expresión de una en forma predominante siempre implica a la otra.
Para comprender tamaña insatisfacción deberíamos explorar en qué consiste la satisfacción humana actual. En términos generales hay dos tipos de satisfacción. El logro del cumplimiento de deseos que permite tener placer en el “tener”. Y otro más ligado al desarrollo intelectual y/o artístico que busca un gozo estético y moral. Ambas son experiencias que consideran sólo una parte de la experiencia humana.
A mí entender ambas tienen el mismo problema, se ignoran una a la otra. La mente ignora a la naturaleza vital y la naturaleza vital desconoce el principio superior a ella que es el mental. Son experiencias que consideran sólo una parte de la experiencia humana.
La imperfección en la búsqueda humana está primariamente ligada al funcionamiento del principio del desarrollo en que la especie se erige: el principio mental. Desconociéndose que para el real y verdadero desenvolvimiento de este principio, él deberá servirse de un principio superior a sí mismo, una conciencia que se expresa más allá de la mente, más allá del propio intelecto y que puede sustentar su apropiado desarrollo. Estamos hablando de un principio supramental, cósmico.
El humano se rige actualmente por una energía que asienta en su cabeza e incluye menos o no incluye la que se encuentra en el corazón o en el Universo. La adhesión inmensa o casi plena del hombre a su mente lo ha alejado de su verdadera identidad, de su alma y de su esencia; así como de sus lazos con el universo consciente y lo que es más importante: con este principio no ha podido transformar su naturaleza inferior animal.
Encuentro que por la adhesión plena a este modo de regirse por el principio mental se produce una suerte de burn out de la fe y de la confianza en un orden superior, en una mente cósmica que es la única que puede conducir al hombre a buen puerto. A experimentar el paraíso prometido aquí en la Tierra.
De esto se desprende que el burn out individual sólo puede ser certeramente combatido si es tomado en el contexto espiritual en que se desarrolla en cada individuo. Sin olvidar que “el lado oscuro” de una experiencia apenas es un aspecto de ella misma y que por consiguiente hay un grito en el interior del individuo, un mensaje que deberá ser correctamente oído y decodificado para que la experiencia de burn out logre ser una oportunidad de transformación para quien la padece.
El mensaje del burn out está probablemente dirigido desde el alma a la personalidad encarnada y puede estar comunicando tanto la desconexión consciente de la personalidad con el alma que la infunde como con la ausencia de sentido en el hacer. Dicho mensaje puede bien ser un intento de propiciar un diálogo interno entre la acción en el mundo y la identidad de quien la realiza.
La búsqueda de diálogo puede estar vinculada con cualquier faceta de la propia acción o de cómo nos sentimos en relación a ella. Aquí unos disparadores para la autorreflexión en relación al interior de la persona y a la tarea:
- ¿Cómo lo hago? Actitud interna.
- ¿Para qué lo hago? ¿Cuál es el fin particular de la tarea que realizo? Cumplimiento de obligaciones sociales adquiridas, lucimiento personal, crecimiento, dinero, status, inercia, automatismo, etc.
- ¿Qué tipo de satisfacción espero de la tarea? Material, vital, mental, espiritual.
- Revisión de valores y antivalores personales: respeto, libertad, expresión, cooperación, honestidad, humildad, competencia, éxito, status, orgullo, humillación, metas, etcétera.
- ¿Con quiénes trabajo? En relación a los vínculos que se desarrollan en la tarea. Competencia, rivalidad, celos, envida, respecto, cooperación, creación participativa.
- ¿En qué contexto social me desarrollo? ¿Dónde lo hago? Relación con los espacios físicos y con los contextos institucionales y/o empresariales.
- ¿Estoy consciente de la existencia de mi alma y de su importancia en la experiencia de la encarnación?
- Relación entre el hacer y el despertar, propósito y evolución del Alma.
- Propósitos altruistas. Evolución consciente de la especie en su conjunto.
En Ticeap contamos con recursos para la autoindagación y para la transformación, conversión de la dificultad-mensaje: técnicas y ejercicios específicos para experimentar y transformador lo que más arriba se ha desarrollado. Algunos de estos trabajos utilizan mudras, mantras y geometrías.
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