UN MODELO DE PSICOTERAPIA ESPIRITUAL Y SUS APLICACIONES CLÍNICAS EN DIVERSAS ÁREAS
Ejemplificación práctica en Trastornos de ansiedad

Proponemos para la Psicoterapia Espiritual la integración de la dimensión espiritual a la práctica psicoterapéutica, con lo que cambia la lectura y abordaje de la clínica. Para ello consideramos necesario una metodología y entrenamiento preciso. Este modelo de psicoterapia espiritual que investigamos desde hace 25 años, desarrollando un marco teórico y técnico (un “pasamanos a la Conciencia”1) incluye la visión espiritual tanto con relación al terapeuta como respecto al paciente, que hace posible el cotejo de datos y la verificabilidad en la clínica.

Continuando con el valioso aporte de numerosas escuelas psicoterapéuticas que incluyen lo contextual, nuestro modelo también hace hincapié en recobrar la conciencia del contexto, resignificándolo como la síntesis de la multidimensión del Ser. Buscamos ampliar el contexto tanto a lo que se encuentra inconsciente como a lo que se haya invisibilizado de la dimensión espiritual, para incluirlo y desarrollarlo.

Aún cuando la aplicación del mismo es para todas las problemáticas, respetando las singularidades, se abordarán los trastornos de ansiedad para ejemplificar un abordaje específico, focalizando en la temática actual de los miedos. A las lecturas habituales se le suma la investigación del síntoma en los distintos niveles de la multidimensión del ser, la reconexión consciente con los niveles más involucrados, y la instrumentación de técnicas.

El siguiente relato nos puede ayudar a modo de introducción del abordaje de los trastornos de ansiedad desde nuestro marco psicoterapéutico espiritual:

Una noche en una aldea llega el Fantasma de la viruela, al verlo el hombre santo que habitaba allí le exige que se vaya, recibiendo amablemente la respuesta de que venía a cumplir con el orden cósmico, y que sólo se llevaría a tres personas. El buen servidor de Dios comprendió y esa noche fallecieron tres. Pero en los días siguientes fallecieron otros, y otros, y muchos. El hombre santo, que se creyó engañado, volvió a hablar con el Fantasma para interpelarlo, quien reafirmó que sólo se había llevado a tres- ¿Pero y los demás? -Los demás murieron de miedo.

Los miedos se hallan en el nivel de la personalidad, es decir, en nuestra mente, en nuestras emociones, en las relaciones y en nuestro cuerpo físico.

Pueden ser racionales (con causa conocida) o irracionales (sin causa aparente), como ser los ataques de pánico. Pero irracional no significa que no tengan una causa real, sino que ella se encuentra en “espacios-mapas” habitualmente no considerados, como la multidimensión del Ser y el mundo invisible. Muchas veces, en nuestra vida cotidiana, nos sentimos desbordados por distintas emociones, pensamientos y/o sensaciones corporales y no somos conscientes de cuánto se suma por contagio de otras personas, de diferentes espacios, o directamente del mundo invisible.

Un modo de protegernos y de transformar nuestra experiencia es estar conscientes de lo que convocamos cuando pensamos, sentimos, accionamos, ya sea por sincronía, atracción o resonancia.

Para modificar lo que experimentamos como negativo es indispensable tomar conocimiento, con honestidad, de nuestra actitud interna y de nuestras brechas. La actitud interna es la posición en la que vivimos, desde dónde accionamos y nos manifestamos. Una brecha es aquel lugar en la mente, en las emociones, en el cuerpo, en lo relacional y/o en los campos energéticos en donde presentamos alguna manifestación de una vibración determinada que resulta convocante para las energías de baja frecuencia, posibilitando acoples que después sentimos que nos incomodan.

Estos conceptos se relacionan con la dirección en la cual circula la energía, que es de afuera hacia adentro, por ello el mental, el emocional, el cuerpo físico y la personalidad en su totalidad son tan permeables al contagio (y todos están interrelacionados). La conocida frase “como es afuera es adentro” expresa esta dinámica.

Las buenas noticias son que así como abrimos puertas-brechas a bajas vibraciones también las podemos cerrar, y que las leyes de sincronía, atracción, resonancia, se cumplen tanto con eventos positivos como negativos.

Podemos trabajar para dejar de estar a merced de este juego, partiendo de nuestra concepción de que ningún problema se resuelve en forma absoluta en el mismo nivel en que ha sido creado. Con ello queremos decir que si bien se genera en los niveles de la personalidad, trabajando en ellos podremos generar cambios, pero la búsqueda de una síntesis entre Espíritu y materia y la reconexión con nuestra real y profunda identidad se desarrolla a través de tres pilares: el aumento de la conciencia, el descenso y la transformación.

Es a través de un despertar consciente junto con el descenso de energías de planos superiores (de allá para acá) que se habilita la reconexión entre la personalidad, el Alma y el Espíritu y la transformación de sus aspectos menos conscientes, menos evolucionados. La transformación implica el pleno atravesamiento de la situación mediante la asistencia de la energía de planos superiores, y así es como se trascienden los conflictos con la participación activa de la Conciencia.

Nos referimos no sólo a los aspectos de la personalidad, que habrán de transformarse, sino también al despertar del Alma y a su propia evolución progresiva apoyada en el Espíritu: el objetivo es que el Alma y el Espíritu desciendan y que la personalidad y el cuerpo físico asciendan para lograr una evolución consciente2

Lo que es necesario y hace posible este trabajo es el entrenamiento espiritual consciente del terapeuta, que discrimina las legitimaciones de cualquier tipo de percepciones, intuiciones o distorsión que pueda manifestar el paciente. Además, la capacitación hace que el terapeuta tome muchos recaudos no solo respecto a la decodificación de las percepciones del paciente, sino también en cuanto a las propias en el proceso terapéutico, y, sobre todo, al evaluar el modo, el momento y la conveniencia o no de transmitirlas.

Un ejemplo sencillo de cómo podría trabajar el terapeuta es cuando una persona está narrando linealmente algo que piensa o siente –por ejemplo, la percepción de miedo–, y el terapeuta encuentra alguna incongruencia, puede trabajar sumando a esa emoción la conciencia de la percepción de lo que está irradiando y de lo que se contagia a través de sus brechas, simplemente preguntándole: ¿Qué observa que está irradiando y vibrando? El paciente detiene su discurso, que porta sus patrones habituales de respuesta, e incluye esta nueva Conciencia más allá de las emociones.

Así, se exploran las brechas y su función en su aprendizaje de vida. La nueva Conciencia se experimenta, se abre, se trabaja con la energía de descenso, y esa capa de miedo puede comenzar a ser transformada.

Ya siendo más técnicos, siempre tenemos que tener en cuenta algunos de los siguientes principios básicos, de los cuales sólo mencionaremos algunos:

  1. La Creación de un testigo observador: El primer paso es separar mente de consciencia (EGO DE ALMA) es crear (o más bien hacer consciente) el Observador, que deberá ser amoroso, acrítico y neutro.
  1. El obstáculo como oportunidad: Se pone el acento, además de en la búsqueda del origen de la dificultad, en el para qué pasa lo que pasa. Se busca que salga a la luz qué puede estar posibilitando aquello que inquieta.
    Las más de las veces se trata de mensajes de nuestra propia Alma, mostrándonos algo o proponiéndonos re-direccionar nuestra energía, posibilitar un aprendizaje, para nuestra vida.
  1. La distinción Ego-Alma: Se trata en este modelo de incluir ambas manifestaciones. En primer lugar es indispensable favorecer la comunicación desbloqueando para la conexión entre ambas. Algunas características distintivas de ambos son: el  Ego tiene como  principio general  la división, se maneja con la concepción de  un tiempo lineal y acotado, dentro de la dualidad, de la  individualidad finita, del voluntarismo, y se transforma con la ayuda del Alma. Mientras que el Alma tiene como principio general el de la Unidad en la Diversidad, el tiempo es continuo y simultáneo, todo es Unidad, individualidad infinita y Universalidad, se entrega a la Voluntad  y progresa con ayuda del Espíritu.

Por todo lo dicho se comprenderá que esta psicoterapia puede utilizarse tanto para trabajar con experiencias disfuncionales como para brindar acompañamiento a quienes buscan el crecimiento personal o espiritual de su Conciencia.

Uno de los principales beneficios de esta psicología, además de su efectividad frente a las dificultades o las patologías, es que renueva el interés por la vida.

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1 Este artículo condensa el desarrollo de varios capítulos del libro de la misma autora, Pasamanos a la Conciencia, Una Psicología Espiritual para este ciclo de la Humanidad.
2 Por eso nuestro modelo de psicoterapia se llama TICEAP, sigla de Transformación Integral Conciente desde el Espíritu y el Alma para la Personalidad.


Lic. Silvia Kamienomostki
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